Santiago Silva desborda confianza. Es la primera sensación que transmite a pocas horas de su llegada. No sólo no le preocupa toda la expectativa que se generó en uno de los pases más largos de la historia (va más de un año desde el primer pedido de Falcioni), al contrario: parece disfrutarlo. Y no se achica, para nada. Si Palermo era el “optimista del gol”, el uruguayo no se queda atrás, para nada.
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