
El hombre lleva pantaloncito y remera azul. De Boca. De ésas de entrenamiento. De hace un par de temporadas. Va por los pasillos de la Bombonera, con una paleta en la mano, rumbo a la cancha de pelota a paleta. Solo. Casi sin testigos. Sabe lo que está por pasar dos pisos más arriba, en la sala de conferencias de prensa. Y envalentonado por el acontecimiento, por la presentación de un técnico que supo ganar todo al lado de Bianchi, se entusiasma en un grito.
De la nada. "Que de la mano, de Carlos Ischia / Todos la vuelta vamos a dar...".Hay euforia en Boca. Comparable sólo con el regreso de Bianchi en el 2003. Cuando Ischia aparece en la sala, con saco azul y camisa amarilla, casi 300 personas lo esperan. Su mujer Marién también está allí y le saca fotos con su cámara. "Espero que esto dure mucho tiempo", desea el presidente Pedro Pompilio, después de anunciar el contrato por un año con este Pelado y que Santella será el preparador físico por lo menos hasta el 30/6. Y enseguida le cede la palabra a su primer técnico. "En esta cara pueden ver mi alegría", dice de arranque el propio Ischia.
Y luego agrega: "Este es mi desafío más importante y lo va a ser hasta el último día de mi vida".Siempre amable y evidentemente contento con esta oportunidad, dice valorar la experiencia de jugadores como Palermo, Ibarra y Battaglia, tener un "aprecio especial" por Riquelme (ya habló con él) y que puede jugar con tres o cuatro defensores y tres o cuatro volantes y que "la prioridad es la Libertadores, pero eso no quita pensar en el torneo y en la Recopa". De tan buen humor estaba el DT, que también se tomó tiempo para bromear con la presencia de su mujer. "Me traje a las diosas, pero a ésta la conseguí antes de venir a Boca, eh".Después de separarse de Bianchi a fines del 2001, este otro pelado dirigió Vélez, Gimnasia, Junior (Colombia) y Central y no le fue del todo bien. Por lo que no esperaba que se le presentara esta oportunidad. "Por ahí me sorprendió esta designación.
Hay momentos en los que esperás y otros en los que no pasa por la cabeza. Ahora, sólo la gente que me quiere mucho me decía que se me iba a dar", cuenta, al tanto de la recomendación y del apoyo del Virrey. Y enseguida, con el hijo de Bianchi presente, explica: "El espaldarazo que me dio Carlos fue importante".—Con tu llegada se puede abrir la chance para un regreso de Bianchi como manager. Si se da, ¿cómo lo tomarías?—Para mí, Carlos siempre va a ser mi jefe y si esta llegada sirve para que él esté más cerca, bienvenido sea. Si mañana o la semana que viene se pone de acuerdo, yo no voy a ser un obstáculo.
Voy a ser el más feliz.—¿Te gustaría lograr lo mismo que Bianchi?—Seguro. El ideal de cualquier entrenador es parecerse lo máximo a Carlos. Asemejarse o acercarse a lo que es él. Es imposible. Aunque no descarto que me vaya bien. Sé que Boca es exigente, pero yo vengo decidido y pensando en forma positiva para darle alegrías a esta gente.
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